Haya de la Torre, el desconocido
Por Nelson Manrique
Es muy ilustrativo comparar la huella intelectual de Haya de la Torre con la de José Carlos Mariátegui, su contemporáneo. Mariátegui nunca ejerció un cargo público ni tuvo poder a lo largo de su corta vida. Luego fue combatido, primero, y olvidado, después, durante décadas por el PC que lo reclamaba como su fundador. Su obra llegó a ser conocida recién en la década del 50, gracias a la tenaz devoción de su viuda, Anita Chiappe, y de sus hijos. Sus Obras completas fueron puestas al alcance de centenares de miles de lectores en sucesivas ediciones económicas. Los 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana se han editado centenares de veces y han alcanzado el sitial del libro más leído del Perú.
La vida y obra de Mariátegui siguen concitando el interés y la pasión de muchos estudiosos peruanos y extranjeros y existe una vivaz actividad intelectual en torno a su obra. Su biobibliografía sigue ampliándose continuamente, se han editado centenares de libros dedicados a su obra y otros tantos a la edición de nuevos materiales suyos, como sus Escritos juveniles y su Correspondencia. La revista Amauta y el periódico Labor han sido objeto de sendas ediciones facsimilares. Una voluminosa revista anual, los Anuarios mariateguianos, difunde los nuevos estudios sobre su obra. La casa que habitara, en el jirón Washington, ha sido convertida en un museo, la Casa Mariátegui, con su correspondiente biblioteca, donde se realiza una permanente labor de estudio, investigación y difusión.
El contraste con Haya no puede ser más sorprendente. El antimperialismo y el Apra, su libro más importante, fue editado en Santiago de Chile en 1936 y no volvió a publicarse durante décadas porque Haya de la Torre rechazó su reedición, según lo narra LAS, su biógrafo y amigo personal. Un destino similar sufrió Treinta años de aprismo (México: Fondo de Cultura Económica, 1956). Recién a inicios de la década de los 70 Haya autorizó la impresión de ambos textos en el Perú, presionado porque desde 1968 el gobierno militar de Velasco Alvarado estaba realizando las reformas que él había demandado en los años 30. Era necesario reverdecer los viejos lauros revolucionarios, que habían sido discretamente puestos en la sombra luego de la alianza con la oligarquía, aunque el discurso antioligárquico y constituía la razón de ser del aprismo, según el propio Haya.
Las Obras completas de Haya fueron publicadas en vida de su autor, en 1976. Son incompletas y sus omisiones parecen pensadas para dificultar el estudio de su pensamiento. No tienen un epistolario, a pesar de que la comunicación postal jugó un papel decisivo en la historia del Apra. Sólo Luis Alberto Sánchez publicó la correspondencia que mantuvo con Haya entre 1930 y 1956, en dos volúmenes (Lima: Mosca Azul Editores, 1982), pero las cartas se interrumpen un par de semanas antes del inicio del cogobierno entre el Apra y la oligarquía, y en adelante apenas se incluyen tres cartas anodinas hasta 1970. La ausencia de debate sobre la producción de Haya ha hecho innecesaria la reedición de las Obras completas: la colección puede adquirirse hoy a muy bajo costo, en librerías de segunda mano.
Poco después de la muerte de Haya se planeó convertir Villa Mercedes en un museo, pero el proyecto terminó en un escándalo público, cuando se supo que había sido comprada por dirigentes apristas con dinero de Carlos Landberg, el narcotraficante más importante de la época. Recién ahora, tres décadas después, Carlos Roca ha sido encargado del Museo y planea abrirlo al público.
Aunque el Apra ha estado varias veces en el poder desde 1945 no se ha hecho gran cosa para reparar estas omisiones.
Haya de la Torre es demasiado importante para el país –no sólo para los apristas– como para merecer esa especie de segunda muerte a la que se le condena al convertirlo en un ícono inerte, que todos citan y nadie lee.
Haya de la Torre y Velasco Alvarado según García, NELSON MANRIQUE
En su libro La revolución constructiva del aprismo. Teoría y práctica de la modernidad (Lima, 2008), Alan García busca demostrar que su viraje hacia el neoliberalismo constituye un retorno hacia las verdaderas posiciones de Haya de la Torre.
Argumenta García que Haya de la Torre era un abierto enemigo de las reformas de Velasco Alvarado, mientras que los apristas -en primera línea Alan García- cometieron el error de leer la revolución militar como la “realización de lo que había propuesto el Apra desde 1931“.
Esto habría llevado a que “adoptaran como propias las estatizaciones, el modelo colectivista en la agricultura y el manejo estatal del comercio de muchos servicios y bienes” (104-105). El resultado fue que se compraron el proyecto de Velasco Alvarado, un modelo y conceptos que eran “totalmente ajenos a la ideología de Haya y su trabajo dialéctico”. Así, el primer gobierno de Alan García “resultó más velasquista que hayista” (108). García reniega hoy de su apostasía y enmienda rumbos virando hacia el sano neoliberalismo.
En verdad, Haya de la Torre sostuvo públicamente posiciones contrarias a lo que afirma Alan García. En febrero de 1970, en el Día de la Fraternidad, reclamó la paternidad intelectual de las reformas que realizaban los militares, protestando porque estos no reconocían la deuda intelectual que le tenían: “Debemos estar insatisfechos porque no es manera, aceleradamente y furtivamente, de llevar esas ideas adelante y de esconderlas, sobre todo ocultando su origen y procedencia (”75 años en la vida de un líder”. Diario La Prensa. 7 Días del Perú y del Mundo. Nº 609, 22 de febrero de 1970). Lo mismo sostenía un año después: “nosotros estamos de acuerdo con una sana transformación del Perú, con un cambio que preconizamos siempre y por el cual fuimos perseguidos y se nos dijo extremistas, desleales y hasta antiperuanos” (”Por pedir lo que ahora se hace, fuimos perseguidos y acosados, afirma Haya”. Última Hora. Suplemento Político Sábado, 20 de febrero de 1971). Siguiendo su propio razonamiento, Alan García, al ser “velasquista” durante su primer gobierno, era pues ortodoxamente hayista.
Alan García presenta hoy a Haya, además de profeta, como un precursor del entreguismo neoliberal. Pero es injusto endilgar a Haya claudicaciones de las que solo él debería responder: “Seamos sinceros -declaraba Haya-: todo esto va en transición hacia un futuro de socialismo; pero mientras tanto los capitalistas tienen derechos” (”Lo que no dijo Haya de la Torre (Primera Parte)”. Caretas. Nº 431, marzo 3 de diciembre de 1971).
autor: NELSON MANRIQUE
‘‘Haya de la Torre no hubiera escrito el Perro del Hortelano”
Sinesio López Jiménez. Sociólogo analiza la situación actual del Partido Aprista a propósito del reciente mitin de la Fraternidad. Dice que el Presidente contradice tesis fundacionales del partido de gobierno.
¿Piensa que el Apra sigue siendo un partido de masas?
El Apra fue un partido de masas, el partido que abrió las puertas a las grandes organizaciones de masas. Lo que pasa es que con el tiempo ha ido debilitándose y hoy es un aparato que se mantiene en pie, pero con menos fuerza y menos presencia.
...Aunque aún maneja cierto caudal electoral.
Sí, sin duda. Anda por el 20% del electorado, ya no por el 30%, pero sí se mantiene en pie.
¿Y si aún se mantiene en pie, si todavía tiene cierta influencia en la masa electoral, por qué no actúa como mediador social entre el gobierno y los promotores de las protestas que se han visto en las últimas semanas?
Yo veo que el partido tiene dos sentidos para sus dirigentes. Para Alan García es un partido instrumental, que le sirve a su propia figura. Él es consciente de que el partido sin él vale poco, quizá el 7% que sacó Mercedes Cabanillas (en las elecciones generales de 1995). Pero también creo que el partido tiene cierto complejo ante el caudillo, creen que sin él no son nada. Sin embargo, también pienso que hay corrientes en el Apra que no están dispuestas a seguir a García, sobre todo porque ha explicitado abiertamente un discurso de derecha rentista a través de su artículo el Perro del Hortelano. Es evidente que García ha dado un viraje con el que niega lo que fue el aprismo auroral. Su ubicación actual es de derecha.
Hay otra lectura sobre lo que usted dice. Efectivamente Haya de la Torre desarrolló un pensamiento de izquierda en la etapa de fundación del aprismo, pero años después dio un viraje hacia la derecha al aliarse con personajes como Prado u Odría. ¿El presidente García no sigue esta lógica, la de la segunda etapa de Haya de la Torre?
El Apra inicialmente quiso jugar en términos institucionales. Es decir, se abrieron al juego electoral, entraron como candidatos y luego fueron derrotados. Un historiador de prestigio como Jorge Basadre dice que fueron derrotados de verdad, pero Haya no aceptó la derrota. Entonces, la oligarquía aprovechó eso para confrontarlos y eso dio origen a la revolución de Trujillo (1932). Desde entonces viene una política de confrontación muy abierta. Se instala una política según la cual no podían existir ambas fuerzas. Es más, el ejército pensaba que la única manera de restablecer el orden era acabar con el Apra.
¿Esto hasta cuándo duró?
Yo diría que esto se extendió hasta 1945 o el 50. Esta es una etapa de confrontación en la que el Apra también pensaba que la única manera de cambiar las cosas era acabando con el ejército. Luego, en el 45 viene este viraje que usted menciona, que no es un viraje programático sino uno táctico, con el que Haya acepta que hay que hacer revolución, pero también vivir en democracia.
¿Y a eso se deben sus pactos posteriores con Prado u Odría?
No tanto así. Los pactos iniciales fueron con la clase media provinciana, con Bustamante. Luego se dio en el Apra una apertura hacia las fuerzas más conservadoras.
¿Y eso no es lo mismo que hace el presidente García?
No. Haya tuvo su alianza con la oligarquía en el 56 pero como parte de un juego institucional, quería hacer democracia aunque renunciara a algunos cambios programáticos, pero esto se debe a que la oligarquía no lo dejaba participar. Esto, efectivamente, puede entenderse como una conservadurización del Apra.
¿Y esto en qué se diferencia del Apra actual?
Lo que ocurre ahora es otra cosa. Esta no es una conservadurización, sino una derechización. Haya de la Torre nunca escribió un artículo como el Perro del Hortelano y nunca lo hubiera escrito. Si el artículo de Alan García se hubiera publicado sin nombre y usted me hubiera preguntado quién era el autor, yo le habría dado el nombre de Pedro Beltrán. Lo que propone ese artículo es un desarrollo basado en la renta, mientras que Haya de la Torre emergió contra un desarrollo rentista, y a favor de un desarrollo basado en la industria, con un papel activo del Estado.
"Todo el Apra no acepta la tesis del hortelano"
¿Piensa que la postura que Alan García reflejaba en el Perro del Hortelano es compartida por la militancia aprista?
Yo creo que esta es una idea básicamente de Alan García.
¿Entonces Mauricio Mulder no se equivoca cuando dice que el corazón del Partido Aprista está a la izquierda?
Es algo normal. Lo que dice Mulder es que el Apra no es un fenómeno, porque todos tenemos el corazón a la izquierda.
...Entonces Mulder está hablando de una cosa netamente anatómica.
Claro (risas). Lo que no dice Mulder es el que pensamiento, la cabeza del gobierno están en la derecha. Y las manos también, porque lo que están haciendo es un gobierno de derecha.
Pero las palabras de Mulder tal vez reflejen sus propios deseos, su inquietud porque el Apra dé un viraje hacia la izquierda...
Es posible. Hay una tradición de izquierda en el Apra. Lo que también creo es que hay tensiones en el Apra que ahora no se expresan. Cuando Alan García tenga 10% o 15% de aprobación allí se puede evidenciar esta situación. Yo tengo entendido de que no todo el partido acepta el pensamiento del hortelano.
La República, 24/02/2008
Víctor Raúl Haya de la Torre
Tomado de Wikipedia
(* Trujillo, 22 de febrero de 1895 - † Lima, 2 de agosto de 1979) fue un pensador y político peruano. Fundador y líder histórico de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, que llegará a ser el Partido Aprista Peruano, el más longevo y el de mayor consistencia orgánica de la política del Perú. Es reconocido como uno de los más importantes ideólogos políticos de Latinoamérica y figura clave, junto a José Carlos Mariátegui, para la formación de los partidos políticos de masas en el Perú.
Biografía
Primeros años
Víctor Raúl Haya de la Torre nació en Trujillo, fue hijo de los también trujillanos Zoila Victoria de la Torre y de Cárdenas, y Raúl Edmundo Haya y de Cárdenas, que eran además primos.1 Se conmemora su nacimiento como el Día
de la Fraternidad .
Haya ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, donde estudió y seria su buen amigo el destacado poeta César Vallejo en el curso de literatura; posteriormente, prosiguió sus estudios en la Universidad Mayor de San Marcos de Lima. En 1917 conoce al político y literato Manuel González Prada y se convierte en asiduo visitante de su casa[cita requerida]. En 1918 fue uno de los que cargó su ataúd.
En enero de 1919 participó en la lucha por el establecimiento de las ocho horas de trabajo; y, en octubre de ese año, es elegido presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, apoyando la asunción al poder de Augusto B. Leguía; sin embargo, más tarde emprendió numerosas protestas contra el gobierno. Estuvo vinculado con todas los sectores de la sociedad. Encabezó movimientos a favor de la reforma universitaria en el Perú, las organizaciones obreras. En octubre de 1923, cuando era profesor del colegio limeño Anglo-Peruano (hoy Colegio San Andrés), Haya fue apresado y recluido en el penal de El Frontón, donde se declara en huelga de hambre; a seis días de la huelga es deportado a Panamá.
Vida política [editar]
Haya se traslada desde Panamá a México, donde tiene cercano contacto con la Revolución Mexicana y con Diego Rivera[cita requerida]. Es en Ciudad de México donde, el 7 de mayo de 1924, funda la Alianza Popular Revolucionaria Americana. Como se deduce de su nombre, la opción política inicial de Haya de la Torre buscaba consolidarse en un proyecto para toda la llamada Indoamérica. Ese mismo año, viaja a Rusia invitado por el ministro de Educación, donde se ve en contacto con la Revolución Rusa. Desde México, fue también a Costa Rica y Alemania
Se dedicó íntegramente a formar un gran movimiento que pudiera representar a las masas excluídas de la "América India". Inicialmente, la Alianza tiene comités en Buenos Aires, Ciudad de México y La Paz. Estuvo tempranamente ligado al marxismo pero discrepaba claramente de José Carlos Mariátegui al plantear el diálogo con el imperialismo capitalista. Así el Apra nació como una fuerza eminentemente antioligárquica y antiimperialista. En 1928, "El Amauta" rompe con el APRA y funda el Partido Socialista Peruano.
Luego de haber vivido en el exilio como consecuencia de su lucha en contra del oncenio, Haya de la Torre volvió al Perú. Llegó primero a Talara, fue recibido en su ciudad natal y finalmente ingresó a Lima. Fue postulado como candidato presidencial en las elecciones generales de 1931 por el entonces joven Partido Nacionalista Libertador que cambió de nombre a Partido Aprista Peruano. La campaña aprista introdujo medios nunca antes vistos en las elecciones en el Perú: pintas callejeras en todas las ciudades del país; candidatos llamados por sus nombres -"Víctor Raúl", "Luis Alberto", etcétera-; inclusión de los no votantes -JAP(Juventud Aprista), CHAP(Chicos Apristas)-; himno propio, que sobreponía la letra a la música de la Marsellesa francesa -la Marsellesa aprista-; una bandera para el partido que identificara a los partidarios; partidarios llamados hermanadoramente "compañeros" alzando pañuelos blancos, y el famoso "seasap" ("Sólo el APRA salvará al Perú"). Se inició dentro del partido una especie de culto a la figura de Haya, que era a la vez "Víctor Raúl", "el jefe", "el guía" y "el maestro".
Según el Tribunal Electoral que dirigió esta elección, Víctor Raúl ocupó el segundo lugar por detrás de Luis Miguel Sánchez Cerro (Unión Revolucionaria), en un proceso que la Historia del Perú recoge como cuestionable2 Haya de la Torre y el APRA nunca reconocieron los resultados oficiales ni al nuevo gobierno.
El gobierno de Sánchez Cerro se mostró autoritario y represivo. Haya de la Torre fue apresado. Las protestas populares aumentaron por todo el país, Gustavo Jiménez se declaró presidente en Cajamarca.3 En la ciudad de Trujillo se produjo un fallido levantamiento armado aprista que desencadenó en enfrentamientos entre el pueblo y la fuerza armada. La insurrección fue duramente reprimida, cientos de apristas detenidos y seis mil fusilados en las ruinas peruanas de Chan Chan (afueras de Trujillo), [cita requerida]. La llamada "revolución de Trujillo", como la conocen los apristas, fue paralela a otros movimientos revolucionarios en diversos puntos del país[cita requerida]. La Constitución de 1993 proscribía a todo partido internacional. Basándose en esto e invocando que la nación se encontraba en peligro, el gobierno declara ilegal al Partido Aprista en 1932. Sin embargo, el Presidente fue asesinado con varios disparos a quemarropa el 30 de abril de 1933 en el Campo de Marte de Lima, aparentemente por el aprista Alejandro Mendoza Leyva.4
En las elecciones de 1936, el entonces clandestino APRA apoyó a Luis Antonio Eguiguren quien resultó electo; sin embargo, el Congreso invalidó la elección por el apoyo aprista -que en realidad no podía ser comprobado-. Es en 1945 cuando el APRA vuelve a la legalidad al participar en la coalición del Frente Democrático Nacional de Haya de la Torre, Óscar R. Benavides y José Luis Bustamante y Rivero, encabezada por este último quien se convirtió en Presidente Constitucional de la República. Gracias a la mayoría, Haya y el APRA controlaban la bancada del Frente y el Legislativo en su conjunto; desde allí, lograron aprobar diversas medidas justas para el pueblo peruano pero también entorpecieron el reformismo del gobierno.5
Hicieron vigorosa presión para lograr sus objetivos, provocando la desestabilización del régimen y una etapa de desgobierno y anarquía que puso en jaque al régimen. Ante esto, la bancada oficialista no aprista inasistió al Legislativo provocando su receso. Se produjeron levantamientos en todo el país, incluyendo el aprista realizado en el Callao. Bustamante se vio obligado a gobernar mediante decretos leyes y a proscribir nuevamente al APRA. Finalmente, todo esto desembocó en el golpe de Manuel A. Odría, digitado por el poder económico, y la represión subyacente. Haya de la Torre fue perseguido y Bustamante, deportado. Fue entonces que Haya se refugió en la embajada de Colombia en Lima y luego pasó a la clandestinidad.
En 1954, Haya es liberado por la presión internacional -era amigo de diversos personajes[cita requerida], incluido Albert Einstein6 -, y publica un artículo en la revista Life donde empieza a esbozar el "antiimperialismo democrático sin imperio". Es en ese momento, según algunos analistas, que el Apra abandona sus banderas primigenias y tiene un virage conservador.7 Recién en 1956, los tres principales candidatos presidenciales aseguraban la vuelta a la legalidad de su partido; en virtud de este ofrecimiento, Haya de la Torre apoyó inicialmente a Hernando de Lavalle y más tarde al vencedor Manuel Prado y Ugarteche, símbolo del poder económico. Fue cuando el país vivió una megacoalición que sustentó al gobierno pradista: el mismo Manuel Prado y Ugarteche, Víctor Raúl Haya de la Torre, Manuel A. Odría, Pedro G. Beltrán, Eudocio Ravines y Julio de la Piedra. Fue, pues, "un régimen al cual ha sostenido con probada lealtad y decisión el Partido Aprista Peruano8 " (Haya, 1962). Con ello, Haya y su partido -en sus inicios claramente antioligárquicos- sustentaron así, un régimen claramente oligárquico9 } probablemente con la esperanza de llegar al poder por vía legal y ya en ejercicio de este, hacer las reformas convenientes. Años más tarde, consultado por Julio Cotler sobre el asunto, Haya respondió que "había juzgado mal la situación y que pensó que la oligarquía tenía más fuerza de la que realmente tenía"(sic).10 11
En las elecciones generales de 1962 se lanzó por segunda vez como candidato presidencial, esta vez por la "Alianza Democrática", que agrupaba al Partido Aprista -el viejo partido de izquierda- con el Movimiento Democrático Pradista -que representaba a los mayores sectores del poder económico. Haya obtuvo 558,237 votos frente a los 534,824 de Fernando Belaúnde Terry (Acción Popular) y a los 48,404 del ex presidente Manuel Odría (Unión Nacional Odriísta); sin embargo, el proceso ha sido tildado de oscuro y cuestionable.12 Como no obtuvo el porcentaje necesario para ser proclamado presidente, la elección iba a ser decidida por el Congreso a instalarse el 28 de julio, tal y como lo establecía la Constitución de 1933. Aparentemente, las Fuerzas Armadas del Perú temían que Haya llegara al poder y acudieron a Palacio para informar de su contrariedad; informado de esto por el presidente Prado,13 Haya habría tratado de efectuar un alianza con Fernando Belaúnde pero llegaron a un puerto muerto, con lo que sólo pudo consolidar una con Manuel A. Odría por la que cedería los votos apristas al odrísmo.14 Las Fuerzas Armadas denunciaron fraude en diez departamentos y se pronunciaron también en contra del virtual presidente Odría (y no contra Haya, según posición del historiador Percy Cayo Córdoba15 ). Finalmente, el 18 de julio se produjo el primer golpe institucional de las FF.AA., encabezado por el Gral. Ricardo Pérez Godoy, que derroca el gobierno de Manuel Prado y Ugarteche, declara nulas las elecciones e instala una junta militar de gobierno. El golpe fue respaldado por Acción Popular y tardíamente por el APRA. Ya en las elecciones generales de 1963, ganó Fernando Belaúnde Terry con 39% frente al 34% de Haya.
Durante los años del gobierno de Belaúnde, Haya y su partido se mantuvieron en la oposición junto a Manuel Odría, formando la coalición APRA-UNO, la que por su número controlaba el Legislativo y se oponía fuertemente al reformismo belaundita.16 Se opusieron a las medidas propuestas por el gobierno, provocando que la primera ley reforma agraria tuviese un alcance mínimo: el Parlamento declaró inafectables las explotaciones 'eficientes' y dedicadas a los cultivos de exportación, decidió que las afectaciones en las áreas atrazadas fueran supervisadas por una oficina del Legislativo y recortó sistemáticamente los recursos destinados a los bonos gubernamentales de pago por las expropiaciones; la primera Reforma Agraria sólo expropió el 3% de las tierras expropiables y benefició sólo a 13 500 familias.17 Asimismo, el Congreso Nacional de mayoría APRO-odriísta, censuró seis gabinetes y casi cien ministros del gobierno de Fernando Belaunde.18
Tras la llegada del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, los partidos políticos -entre ellos el APRA- son proscritos y perseguidas sus bases populares. No obstante, en 1970, en el Día de la Fraternidad, reclamó la paternidad intelectual de las reformas que realizaban los militares, protestando porque estos no reconocían la deuda intelectual que le tenían: "Debemos estar insatisfechos porque no es manera, aceleradamente y furtivamente, de llevar esas ideas adelante y de esconderlas, sobre todo ocultando su origen y procedencia".19
Haya de la Torre encabezó la presión popular ejercida contra el gobierno de Francisco Morales Bermúdez para que los militares volvieran a sus cuarteles y se restituyera la democracia. Una Asamblea Constituyente había sido anunciada el 28 de julio de 1976 pero las elecciones recién se realizan en 1978. El Partido Aprista tuvo la primera mayoría, seguido del Partido Popular Cristiano. Haya de la Torre fue elegido con la más alta votación como diputado constituyente y fue designado unánimemente[cita requerida] para ejercer la presidencia de la Asamblea Constituyente. En un acto simbólico, su sueldo por el ejercicio del cargo fue de solo 1 sol de oro[cita requerida]. El mismo día de la instalación de la asamblea, Haya de la Torre marcó su clara independencia con respecto al régimen militar:
"Esta Asamblea encarna el Poder Constituyente y el Poder Constituyente es la expresión suprema del pueblo como tal, y el primer Poder del Estado. Este Poder no admite condicionamientos, limitaciones ni parámetros; no reconoce poderes por encima de ella misma porque es fruto indiscutido y legítimo de la soberanía popular. En un día como hoy, hace 157 años, el Perú declaró su independencia fundándose en la voluntad general de los pueblos; el 28 de julio de 1978, fundándose en esa misma voluntad general de los pueblos claramente expresada en las eleccioens de junio, sin más limitaciones que las que ella misma quiera darse, se proclama libre y autónoma. (...) Es obvio que la búsqueda de armonías y coincidencias que ofrezcan al texto constitucional un amplio consenso no significa en modo alguno el abandono de posiciones ideológicas ni de ideas ni programas; es más, una constituyente resulta palestra natural para la confrontación de posiciones, un planteamiento político de diversos caminos; una constituyente no legisla no legisla para un partido ni para un sector, sino para todo el pueblo. (...) si la defectuosa Constitución de 1933, con un obsoleto estilo y espíritu, es la última constitución del siglo XX; la que se dicte ahora deberá ser la primera constitución del siglo XXI".20 21
Haya - 28 de julio de 1978
En 1979 Víctor Raúl Haya de la Torre firmó la Constitución de 1979 poco antes de su deceso.
Vida personal
Víctor Raúl Haya de la Torre siempre llevó una vida discreta y humilde; sin embargo, un velo de misterio y silencio siempre cubrió su ámbito personal. A lo largo del tiempo, su partido se ha encargado de convertirlo en un mito: una persona íntegra, leal, valerosa hasta las últimas consecuencias. Lo que es, en general, aceptado por todas las fuentes consultables[cita requerida]. Con respecto a su fe religiosa, se cree que fue ateo[cita requerida] pero respetuoso de las creencias individuales; el mito de que él habría pisado un crucifijo[cita requerida], sería solo eso.
Se ha especulado siempre sobre una supuesta homosexualidad de Haya, sin haberse encontrado alguna prueba contundente al respecto hasta el momento; sus partidarios han negado rotundamente tal posibilidad. Este rumor fue muy usado en contra del propio Haya cuando vivo, encontrando su expresión más cruel en caricaturas en las que este aparecía con vestimenta femenina.22 Recientemente, ha renacido el interés por desentrañar la vida personal del patriarca aprista. Distintas biografías sobre él se han publicado, al igual que dos libros que escudriñan en su desconocida vida personal: Las mujeres de Haya/ Ocho historias de pasión y rebeldía23 de María Luz Díaz Paredes, y Llámalo amor, si quieres24 de Toño Angulo Daneri. No se debe buscar una disculpa por su orientacion sexual.
Angulo ha documentado el testimonio del poeta y peruanista francés André Coyne, estudioso de César Vallejo y César Moro, discípulo y amigo de Haya. Este, relata que Haya siempre estaba "rodeado de jóvenes" y solía asistir a "bares de muchachos"(sic), aunque desconocía si es que "ejercía"(sic).25 Coyne en una reciente visita al país por el centenario vallejiano confirmó sus declaraciones.26
Por otro lado, Díaz examina las relaciones del líder con las principales mujeres de su vida. Revisa así, la figura de su madre Zoila de la Torre y la de la hermana de esta, Ana Lucía. Dice el libro: "En 1907 (Ana Lucía) se casó con el acaudalado industrial chileno Marcial Acharán Smith. Se dice que el sobrino predilecto (Haya) se molestó con la noticia. El niño Raulito, ya con 12 años de edad, se había enamorado de su tía".27 Más tarde, se ubica la relación con Anna Billinghurst, que el APRA se ha encargado de convertir en un noviazgo pero que Díaz describe como un amor platónico que puede que haya llegado a algo más con esta señora casada. Dice al respecto el mismo libro: "Anita parecía un trofeo por disputar. Su belleza y su herencia la hacían codiciable y estaba en boca de todos. Víctor Raúl ya tendría ideas alborotadas en su mente. Estaba impactado. Para ella, él era solamente un conocido de Andrés, así que se las ingenió para tratar de acercársele".28 Revisa el mencionado libro, además, las relaciones del jefe aprista con Emilia González Orbegoso y con Alice Hochler.
Algunos han señalado que Haya de la Torre era asexuado basándose en los ejemplos de Jaime Guzmán y de António de Oliveira Salazar.
Finalmente, Haya habría adoptado la decisión de conservar un celibato[cita requerida] para dedicar su vida íntegramente a la política y a su partido, dejando poco tiempo para otros aspectos. Esto se denotaría en una famosa frase suya hacia sus correligioanrios:
El APRA es mi mujer y ustedes son mis hijos[cita requerida]
Deceso [editar]
Victor Raúl Haya de la Torre murió el 2 de agosto de 1979 en la ciudad de Lima. En sus funerales, estuvieron presentes varios líderes del partido, entre ellos Armando Villanueva del Campo y Alan García Pérez y una amplia multitud[cita requerida]. Fue enterrado en el Cementerio General de Miraflores de la ciudad de Trujillo. Su ataúd reposa debajo de una gran roca con la frase "Aquí yace la luz", a semejanza y paridad de su compañero de polémicas y luchas sociales José Carlos Mariátegui en el Cementerio Presbítero Matías Maestro de Lima.
Pensamiento [editar]
Haya de la Torre corresponde a uno de los procesos ideológicos más particulares, evolutivos y complejos de la historia del Perú. El conjunto de sus escritos, pronunciamientos y posiciones hacen de él un personaje heterogéneo e incluso contradictorio, su mensaje se ha prestado a distintas y diversas interpretaciones. Según conceptos generales apristas, Haya aplicó el materialismo histórico a la revisión de la historia y condiciones objetivas de Latinoamérica, deduciendo de ello una teoría original de la acción política para conducir dichas sociedades hacia el socialismo; en el plano teórico su pensamiento, aunque marxista, resultará diferente y aún contrario del leninismo ortodoxo respecto a la estrategia socialista en sociedades coloniales o periféricas.
Haya comienza postulando que el imperialismo es la máxima expresión del capitalismo, que es, a su vez, el modo de producción económica superior a todo lo que el mundo conocía. En virtud de lo cual, concluye que el capitalismo es una fase inevitable en el proceso de civilización contemporáneo. El capitalismo, según Haya de la Torre, no será eterno y tiene contradicciones dentro de sí que terminarán finalmente con él pero, para que eso suceda, debe evolucionar completamente, esto es, existir y madurar. El proletariado de los atrasados países latinoamericanos es demasiado joven como para hacer la gran revolución que supere al capitalismo.
Sigue indicando que el imperialismo es la última fase del capitalismo en los países desarrollados, pero en los subdesarrollados, como los es el Perú, es la primera fase. En estos países, no se trata de una etapa de industrialización avanzada sino de explotación de materias primas, porque es el tipo de producción que le interesa hacer allí al mundo desarrollado del que vienen los capitales imperialistas; no a los ciudadanos de estos países. Por esta causa, dice, su desarrollo inicial es lento e incompleto. De esta manera, el problema de la América es político: cómo emanciparse del yugo del imperialismo sin retrasar su progreso. En tanto se trata de América y no de Europa, en tanto llegó al capitalismo por el imperialismo, tiene que adoptar una aptitud de enfrentamiento del problema que sea propia.
Víctor Raúl estima que serán las tres clases oprimidas por el imperialismo las que harán avanzar esta etapa de la sociedad: el proletariado industrial joven, el campesinado y las clases medias empobrecidas. Con la alianza de estas clases en el poder, el Estado ya no será instrumento del imperialismo sino defensor de las clases que represente. Así, tomarán de los países desarrollados lo que les interese y negociarán con estos de igual a igual, no sometidos, porque se necesitan mutuamente.
Haya de la Torre tiene una visión americanista de hacer política. Cree que lo que el llama "Indoamérica", tiene que integrarse y luchar en conjunto para avanzar. Por ello su partido tiene un nombre en el que figura el concepto de alianza americana. En síntesis, dice que hay que crear la resistencia antiimperialista en América y darle forma de organización política. Esto es lo que Haya considera que debe ser el Apra.
En la actualidad las reinterpretaciones y análisis del "hayismo" desde dentro y fuera del Partido Aprista son cada vez mayores. Obviamente, la obra reciente más destacada sobre el asunto corresponde a la autoría del actual líder del PAP y actual Presidente del Perú, Alan García Pérez. García ha publicado recientemente La revolución constructiva del aprismo/ Teoría y práctica de la modernidad (Lima, 2008); el libro esboza una historia ideológica del APRA con vistas a explicar y justificar las actuales posiciones del gobierno. La obra pretende mostrar que Haya -al igual que García- llegó a ser un conservador a través de un largo proceso de maduración intelectual y política; explica, además, que durante el período 1970-1990, el Apra "resultó más velasquista que hayista".29 García dice que su partido cometió un error al interpretar la revolución militar como la "realización de lo que había propuesto el Apra desde 1931", lo que los habría llevado a que "adoptaran como propias las estatizaciones, el modelo colectivista en la agricultura y el manejo estatal del comercio de muchos servicios y bienes", lo que eran conceptos "totalmente ajenos a la ideología de Haya y su trabajo dialéctico".30 La tesis de García ha sido rebatida, o por lo menos discutida, por diversos intelectuales peruanos como Hugo Neira,31 Sinesio López,32 Nelson Manrique33 y Martín Tanaka.34
Obras
• El Antiimperialismo y el Apra (1936)
• Por la emancipación de América Latina
• La Defensa Continental
Legado
Haya de la Torre dejó un legado en la historia de la política peruana[cita requerida]-. Sus pensamientos que llevaron a la fundación del Partido Aprista, mantiene una inusitada vigencia, siendo el APRA es el partido vivo más antiguo del Perú. Y sus ideas influyeron significativamente en históricos partidos social demócratas de otras naciones latinoamericanas como Acción Democrática de Venezuela[cita requerida]-. Hoy es considerado como referente por muchos líderes latinoamericanos como Néstor Kirchner[cita requerida] o Hugo Chávez[cita requerida] -aunque en este caso el APRA, Alan García y Armando Villanueva han hecho todos los deslindes posibles[cita requerida]-.
Dos de sus frases han quedado en la cultura popular:
"¡Ni con Washington ni con Moscú, solo el Aprismo salvará el Perú!"
"¡Pan con Libertad!"
Cada 22 de febrero los miembros del Partido Aprista, se reúnen, celebran y conmemoran el día del nacimiento de su líder que es también su Día de la Fraternidad. La bandera de los Estados Unidos de Indoamérica que él creó ha servido de inspiración para la bandera de la Unión de Naciones Sudamericanas.
Hoja de Vida personal
Líder del APRA
7 de mayo de 1924 – 2 de agosto de 1979
Sucedido por Armando Villanueva del Campo
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Candidato Presidencial del APRA
1931 – 1962 (AD) - 1963
Sucedido por Armando Villanueva del Campo
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Presidente de la Asamblea Constituyente
28 de julio de 1978 – 2 de agosto de 1979
Sucedido por Luis Alberto Sánchez
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Datos personales
Nacimiento 22 de febrero de 1895
Perú, Trujillo
Fallecimiento 2 de agosto de 1979
84 años
Perú, Lima
Partido Partido Aprista Peruano
Otras afiliaciones políticas Internacional Socialista
Profesión Abogado
Economista
Antropologo
Alma máter Universidad Nacional de Trujillo
Universidad Mayor de San Marcos
Universidad de Oxford
Residencia Perú, Trujillo
Perú, Lima
México, México DF
Francia, París
Referencias
1. ↑ BIOGRAFÍA DE VICTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE
2. ↑ Fuentes apristas relatan que, años más tarde, Haya de la Torre obsequiaría a sus visitantes extranjeros en la "clandestinidad", ánforas llenas de boletas de votación llenadas en favor de Sánchez Cerro por personal ligado al Tribunal Electoral, como una muestra de la foma como se burló la democracia en el Perú y de como le arrebataron el triunfo electoral[cita requerida].
3. ↑ El Perú en los Tiempos Modernos, Julio R. Villanueva Sotomayor.
4. ↑ El Perú en los Tiempos Modernos, Julio R. Villanueva Sotomayor.
5. ↑ Haya visto por García
6. ↑ Configuraciones de partidos y coaliciones del APRA
7. ↑ Enciclopedia Temática del Perú. TOMO VII: Sociedad'. Nelson Manrique. Lima, Orbis Ventures, 2004.
8. ↑ EL DISCURSO DEL VETO, Víctor Raúl Haya de la Torre. Lima, 4 de julio de 1962.
9. ↑ Enciclopedia Temática del Perú. TOMO VII: Sociedad'. Nelson Manrique. Lima, Orbis Ventures, 2004.
10. ↑ La derecha tiene políticos rentados
11. ↑ Haya visto por García
12. ↑ Enciclopedia Temática del Perú. TOMO III: República'. Percy Cayo Córdoba. Lima, Orbis Ventures, 2004.
13. ↑ EL DISCURSO DEL VETO, Víctor Raúl Haya de la Torre. Lima, 4 de julio de 1962.
14. ↑ Historia del Perú Lexus. Perú Contemporáneo, Jorge Portocarrero Grados.
15. ↑ Enciclopedia Temática del Perú. TOMO III: República'. Percy Cayo Córdoba. Lima, Orbis Ventures, 2004.
16. ↑ Haya visto por García
17. ↑ Enciclopedia Temática del Perú. TOMO VII: Sociedad'. Nelson Manrique. Lima, Orbis Ventures, 2004.
18. ↑ Río Revuelto, REVISTA CARETAS. 24 DE JULIO DE 2008
19. ↑ "75 años en la vida de un líder". Diario La Prensa. 7 Días del Perú y del Mundo. Nº 609, 22 de febrero de 1970
20. ↑ YouTube - Historia del Apra Vídeo 9
21. ↑ http://www.congreso.gob.pe/museo/mensajes/Mensaje-1978-2.pdf DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE, Víctor Raúl Haya de la Torre. Lima, 28 de julio de 1978.]
22. ↑ Alan García Pérez menciona en una entrevista a Beto Ortiz en 2001 que le producían un profundo dolor ver dibujos "del viejo vestido de mujer"(sic).
23. ↑ Lima, Planeta, 2007
24. ↑ Lima, Aguilar, 2004
25. ↑ Llámalo amor, si quieres, Toño Angulo Daneri. Lima, Aguilar, 2004
26. ↑ Entrevista en vídeo grabada y efectuada por Ramón Azabache Zelada para el programa trujillano "Jaque Mate" y emitida seccionadamente en "Enemigos Íntimos" de Frecuencia Latina de Lima [1].
27. ↑ Las mujeres de Haya/ Ocho historias de pasión y rebeldía, María Luz Díaz Paredes. Lima, Planeta, 2007.
28. ↑ Las mujeres de Haya/ Ocho historias de pasión y rebeldía, María Luz Díaz Paredes. Lima, Planeta, 2007.
29. ↑ La revolución constructiva del aprismo/ Teoría y práctica de la modernidad, Alan García Pérez. Lima, 2008
30. ↑ La revolución constructiva del aprismo/ Teoría y práctica de la modernidad, Alan García Pérez. Lima, 2008
31. ↑ El mea culpa de García y el hayismo
32. ↑ El mea culpa de García y el hayismo
33. ↑ Haya de la Torre y Velasco Alvarado, según García
34. ↑ Haya visto por García
Bibliografía [editar]
• Cotler, Julio (1986). «Perú: Estado oligárquico y reformismo militar», América latina: historia de medio siglo Vol I. Buenos Aires: Siglo XXI editores SA de CV. ISBN 968-23-0280-3.
• Cragnolino, Silvia (1984). Haya de la Torre el indoamericanismo en América Latina. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina S.A..
domingo, 18 de octubre de 2009
HAYA DE LA TORRE
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Sinesio López
DEBATE SOBRE ECONOMIA Y POLITICA
Este tema es relevante sobre todo porque ha sido tratado de manera dogmatica, con parametros repetitivos y nada rigurosos, se requiere un tratamiento actual, cientifico y que realmente responda a un analisis serio de nuestra realidad. En ese sentido, es que les adjunto articulos sobre el tema de Jaime De Althaus, Sinesio López y tercia en este debate Martin Tanaka, 3 intelectuales muy bien preparados y sobre todo Sinesio Lopez muestra su calidad de maestro. Ademas agrego un video con los comentarios de Julio Cotler sobre el libro de Althaus.
La revolución capitalista en el Perú
Autor: Jaime De Althaus
“Escrita en un lenguaje perfectamente asequible y con un estilo elocuente, fluido y analítico, esta obra es una gran síntesis de los cambios institucionales y estructurales ocurridos en el Perú desde 1990, dentro de un marco interpretativo original y renovador. Polemiza con los mitos acerca del impacto del mercado y la globalización, y demuestra cómo las reformas redujeron la desigualdad social y regional y democratizaron la propiedad y el capital. Esta es una obra vital en el debate político-económico de hoy en América Latina. Este libro aporta nuevas luces a ese debate, porque encuentra relaciones y efectos antes no señalados en los procesos nacionales de modernización de mercado “
Hernando de Soto
“La revolución capitalista en el Perú es una excelente obra de investigación, reportaje y análisis, de un observador privilegiado de la realidad peruana. De Althaus ha escrito un libro que permanecerá vigente por muchos años”
Andrés Oppenheimer
“Jaime de Althaus ha escrito un libro magnífico y sorprendente sobre el Perú. En él exhibe y defiende una visión razonadamente optimista del despegue económico que experimenta su país. En la obra que debiera ser lectura obligada en todas universidades demuestra que la libertad económica, el mercado, el capital y las ideas modernas de una parte sustancial de la sociedad van logrando algo que, de prolongase, acabará por ser conocido como el milagro peruano”
Carlos Alberto Montaner
Economía y política
Vie, 25/09/2009 - 21:12
Por: Sinesio López Jiménez
Estamos discutiendo sobre un moribundo y su destino: el capitalismo salvaje. Jaime Althaus cree que no está moribundo ni es salvaje. Lo piensa más bien como un dechado de virtudes: eficiente, distributivo (equitativo), inclusivo, democrático. Yo pienso todo lo contrario. Sostengo que la crisis actual lo ha herido de muerte y que hay que enterrarlo sin honores. Será sustituido, espero, por un socialismo democrático en el largo plazo y en el ínterin, al menos, por un capitalismo democrático. Sostengo que el capitalismo salvaje ya no es viable, no sólo porque se ha hundido con la crisis internacional que hoy vivimos, sino también porque las condiciones políticas que permitieron su emergencia y su vigencia han cambiado drásticamente en el Perú y en A. Latina. El modelo neoliberal, como todo modelo de desarrollo, no es sólo un asunto técnico-económico sino también político. Requiere ciertas condiciones políticas que le permitan instaurarse y funcionar. Una primera condición es una crisis profunda del viejo modelo populista, sentida incluso en la piel y en los estómagos de la gente que exigió su cambio a gritos. De eso se encargó el desastroso primer gobierno de García. Una segunda condición es la derrota de la antigua coalición social y política que sostenía ese viejo modelo que ya no tenía quien lo defienda. Ni organismos empresariales, ni sindicatos, ni partidos políticos salieron en su defensa. Todos estaban en la lona: derrotados. De eso también se encargaron García, Guzmán y el mismo Fujimori. Una tercera condición es una nueva coalición social y política que lo impulse y lo imponga si es necesario, tal como sucedió en la mayoría de países de AL. Esa coalición estuvo integrada, en el caso peruano, por los organismos financieros internacionales, los inversionistas extranjeros y la burguesía local. Se fortaleció, luego del golpe de Fujimori, con la cúpula militar y también con los sectores conservadores de la Iglesia. Una cuarta condición es la existencia de un equipo tecno-político que despliega ciertos modelos de decisión, de gerencia y de gestión que ayuden a darle viabilidad: concentración del poder en la cúpula, gobierno por sorpresa (decretos de urgencia), hiperactivismo legislativo del Ejecutivo y aplicación autoritaria de las políticas públicas. Una quinta condición es la existencia de una correlación internacional de fuerzas que le den al modelo económico largo aliento y amplios horizontes. ¿Qué ha pasado con el capitalismo salvaje?. ¿Se mantienen aún las condiciones que lo hicieron viable? Mi hipótesis es que esa forma de capitalismo ya no es viable como modelo de desarrollo, no sólo por la profunda crisis actual que casi lo ha enterrado, sino también porque las condiciones que le dieron origen y que permitieron su pervivencia han cambiado. En primer lugar, las estadísticas de esa crisis son incuestionables. Sólo falta que ella llegue agresiva y masivamente a la conciencia y a los puños de la gente. Que sea intolerable y rechazado por todos. En segundo lugar, la coalición que sostenía que el modelo se ha debilitado y resquebrajado y, a medida que la crisis se profundice y aparezcan otras opciones, sufrirá nuevas grietas. En tercer lugar, han emergido y van a seguir surgiendo nuevas propuestas para sustituir el modelo en AL y en el mundo. En cuarto lugar, la correlación internacional de fuerzas ya no apuesta al capitalismo salvaje luego de las recientes experiencias traumáticas de la crisis internacional del capitalismo. Pese a estos cambios en las condiciones de funcionamiento del capitalismo salvaje, García insiste en mantenerlo. ¿Cómo? Mi hipótesis es que un modelo económico agotado, cuestionado, políticamente inviable sólo puede ser mantenido apelando a la fuerza. Si la política falla en defensa de la economía, entonces es la hora de las armas. Esa es la tesis de García y sus aliados.
El paraíso de Jaime
Vie, 09/10/2009 - 20:46
Por: Sinesio López Jiménez
Para que nuestra discusión no sea un diálogo de sordos, Jaime, pongámosle un cierto orden. De ese modo podemos entendernos nosotros mismos y nos pueden entender nuestros lectores (si los tenemos). Creo que es necesario, por un lado, diferenciar la política de la economía, reconociendo la lógica de cada una de ellas. La política se define y adquiere sustancia propia en la lucha por el poder del Estado (el monopolio de la ley y de la coerción) para crear un orden legítimo. La economía capitalista se caracteriza, en cambio, por la búsqueda de creación de la riqueza a través de la inversión, la producción, la acumulación y la distribución. Pero diferenciar no es separar sosteniendo que una nada tiene que ver con la otra. La diferenciación permite establecer una mejor relación entre ellas. No hay economía capitalista sin política ni política sin economía. No basta la racionalidad del mercado para que este se imponga. Necesita la racionalidad del poder. En palabras del joven Hegel (refiriéndose a la relación entre la libertad y el Estado), no basta el poder de la razón: se requiere también la razón del poder. Eso hace que la libertad se desarrolle dentro de la ley. Sugiero, por otro lado, establecer la relación de la economía con la política en tres momentos del modelo neoliberal: la instauración, la consolidación (o funcionamiento para quitarle todo sentido teleológico) y la crisis. Jaime de Althaus sostiene que el modelo económico es tan racional que no necesita de la política (menos aún de la fuerza) para instalarse ni para funcionar. El neoliberalismo es un modelo descentralizado (las provincias crecen más que Lima), diversificado (crece en diversos sectores), reductor de las brechas regionales y sociales (disminuye la pobreza), eslabonado (con articulaciones entre diversos sectores de la economía, incluidas la minería y la agricultura), generador de mucho valor agregado y de trabajo, tecnológicamente innovador, estimulador del desarrollo de una nueva industria desprotegida y exportadora, democratizador del crédito y estable (sin inflación). Todo esto se ha logrado gracias a que se desmontó la anterior economía mercantilista del populismo y en su lugar se ha instaurado una economía autorregulada del mercado. Sostiene asimismo que estos cambios económicos han dado lugar al surgimiento de nuevos sectores empresariales, de clases medias emergentes, de una nueva clase trabajadora con derechos (en las antiguas cooperativas agrarias) y de menos pobres. A De Althaus le parece irracional oponerse a este modelo. Es increíble, exclama, que haya gente que se oponga. Supone que, por ser racional, el modelo debe ser consensual, olvidando que el supuesto consenso (inexistente por cierto) es también un tipo de política. En un próximo artículo discutiré detenidamente lo que Guillermo Rochabrún ha llamado el núcleo racional de la argumentación de Jaime. Por ahora quiero decir al paso que me gustaría vivir en el paraíso que describe y concentrarme más bien en la relación economía y política sólo en el momento de la instauración del neoliberalismo. ¿Acaso el desmontaje de la economía rentista pre-1992 y la instauración de una economía de mercado hubieran sido posibles sólo por la fuerza de la razón de ésta sin el requerimiento de ciertas condiciones políticas, entre ellas una aplastante correlación de fuerzas a su favor? Para entendernos mejor, la pregunta clave que hay que formularse al respecto es: ¿por qué Belaúnde y Ulloa, a diferencia de Fujimori y Boloña, no pudieron realizar (en el segundo gobierno de FBT) el proyecto neoliberal que compartían? La respuesta es obvia. Los tigres (Belaúnde y Ulloa) no tuvieron las mismas condiciones políticas favorables con las que contaron los tigrillos (Fujimori y Boloña). Estos encontraron que el Perú era una pampa (sin opositores) en donde podían instalar incluso un capitalismo sin derechos (salvaje).
Los dos Perú de siempre
Vie, 16/10/2009 - 19:30
Por: Sinesio López
Jaime de Althaus confunde su biografía con la historia del Perú. Cree que la historia del capitalismo en el país comienza con él (y con Fujimori). Piensa que el modelo neoliberal es la única revolución capitalista y que las anteriores formas de desarrollo capitalista (el modelo oligárquico-exportador y la industrialización sustitutiva de importaciones) no eran tales sino que eran economías rentistas. De Althaus ve solo las rupturas, pero es ciego ante las continuidades del pasado. Ciertamente hubo un cambio en la estructura de la propiedad, en el establecimiento de una economía de mercado y en el descentramiento del Estado, pero hubo también continuidades importantes: “El nuevo modelo se construyó sobre la estructura estatal anterior, es decir, las inversiones vinieron principalmente atraídas por las privatizaciones de las empresas estatales que estaban ubicadas en los sectores primarios (minas, agricultura) y de servicios (energía bancos, telecomunicaciones, hoteles, etc.), este fue un cambio en la propiedad y la gestión y continuidad en los sectores” (Gonzales de Olarte, 2008). Como el modelo oligárquico-exportador, el neoliberalismo peruano es también un capitalismo inducido por la demanda externa de materias primas de China, de Europa y de EEUU. Sus impulsos vienen de afuera y su dinámica y su crisis dependen de afuera. Por esa razón Efraín Gonzales de Olarte caracteriza al neoliberalismo peruano como un modelo primario exportador y de servicios (Peser). Junto a las minas y a los servicios se ha desarrollado, es cierto, un sector industrial articulado a la agroexportación y a los servicios. Salvo este último sector, el neoliberalismo despliega una producción basada en una alta intensidad de capital y en poca absorción de mano de obra. Su eslabonamiento a otros sectores de la economía es muy débil, lo que reduce su efecto multiplicador en la producción y en el mercado. Además, el neoliberalismo ha fragmentado el mundo del trabajo y ha destruido su capacidad de acción colectiva diferenciando a los trabajadores en planilla de los contratados, los services, etc. En el sector minero, por ejemplo, solo el 30% está en planilla y el 70% es mano de obra volátil y sin derechos: no tienen seguro, ni vacaciones, ni jubilación. El neoliberalismo es un modelo de desarrollo centrado en la costa, en Lima y en muy pocos oasis de otras regiones: “En 1940 Lima tenía 645 mil habitantes y representaba el 10% de la población del Perú. Hoy en día concentra unos 8 millones de personas, es decir, 30% de la población y alrededor de la mitad del PBI. El ingreso familiar per capita equivale a 3.7 veces el de Ayacucho. El problema es doble. Por un lado, estas brechas de ingreso son muy grandes y, por el otro, el diferencial no tiende a cerrarse” (Economía y Sociedad, 72, septiembre 2009). La costa crece, se desarrolla, se diversifica, distribuye empleos e ingresos, reduce la pobreza, pero la sierra y la selva permanecen estancadas. La costa está articulada por el mercado mientras la sierra busca integrarse a través de la demanda de nación y de más Estado. Mientras la pobreza se ha reducido de 36.1% en 2004 a 25.7% en 2007 en la costa, ella solo se ha reducido de 64.7% al 60.1% en la sierra en el mismo período (Francke, 2009). La desigualdad, en cambio, sigue victoriosa. Pese a que el Perú ha tenido en estos últimos 7 años altas tasas de crecimiento, el alto nivel de desigualdad casi no se ha movido. El neoliberalismo es asimismo poco distributivo. Pese a que el crecimiento del PBI y la rentabilidad promedio de las empresas han crecido significativamente los sueldos y salarios no han mejorado. La participación del trabajo en el PBI ha bajado de 25% en el 2002 a 21.9% en el 2007. La distribución del ingreso presenta cifras de escándalo: el sueldo promedio del sector A es 20 veces más que el salario promedio del sector E. (Campodónico. 2009).
La polémica Althaus- López
Dom, 18/10/2009 - 20:54
Por Martín Tanaka
No debería pasar inadvertida la polémica que sostienen Jaime de Althaus y Sinesio López desde sus columnas en El Comercio y La República, respectivamente. Un buen debate presenta evidencias y razones que permiten sustentar mejor y descartar los malos argumentos de las posiciones en pugna, con lo cual todos ganamos. En un mal debate la discusión se personaliza, se cae en la satanización del contrincante (en vez de sacar provecho de sus mejores argumentos), se recurre a razonamientos falaces y efectistas, todo lo cual termina reforzando nuestros prejuicios y empobreciéndonos. Por ello me parece importante saludar la disposición de ambos a debatir como lo están haciendo. Según López, viviríamos un capitalismo “salvaje”, un neoliberalismo carente de legitimidad, “impresentable”; a lo más podrían reconocerse algunos logros, pero muy parciales y poco significativos. Por esta razón, necesitaría imponerse por la fuerza: recurrir a la represión y a mecanismos de presión constante sobre sectores críticos. García encarnaría la defensa de un modelo “herido de muerte”. Por su lado Althaus resalta los buenos resultados de las reformas orientadas al mercado: la economía se habría diversificado y articulado, descentralizando e integrando al país, creando una nueva clase media emergente, reduciendo nuestras distancias sociales. Y si es que no se ha logrado más sería por culpa de la herencia del modelo anterior y de la inacción del Estado. El debate tiene muchos ángulos, resalto tres que me parecen importantes. Primero: sobre el carácter represivo del actual gobierno, que sería elemento necesario para el funcionamiento de la economía. Es un argumento difícil de sostener. La sensación que proyecta el gobierno más bien es de desorden, y en medio de eso parece más bien concesivo ante las presiones sociales. Y la continuidad del modelo económico, antes que depender de la capacidad de represión, parece depender mucho más de la recuperación de la economía mundial. Segundo: ¿es “salvaje” nuestro modelo económico? Suena exagerado; como también el entusiasmo frente a sus logros, todavía modestos. La situación es ambigua porque somos muy vulnerables a crisis externas, como toda la región, y algunas tendencias positivas que podrían prosperar quedan truncas. En todo caso, me parece más productivo preguntarse qué cambió en el país en los últimos 15 años, antes que fijarnos solamente en las continuidades. Diría incluso que la persistencia de nuestros problemas tiene una dinámica y sentidos diferentes a décadas anteriores. Tercero: aparentemente, Althaus y López coinciden en la necesidad de un “capitalismo democrático”; el primero para consolidar una “revolución capitalista”, el segundo como transición a un “socialismo democrático”. Sugiero que la discusión siga preguntándonos qué reformas y cambios son necesarios en el país. A ver si así les damos una mano a los candidatos de las próximas elecciones
JULIO COTLER COMENTA EL LIBRO DE JAIME DE ALTHAUS
La revolución capitalista en el Perú
Autor: Jaime De Althaus
“Escrita en un lenguaje perfectamente asequible y con un estilo elocuente, fluido y analítico, esta obra es una gran síntesis de los cambios institucionales y estructurales ocurridos en el Perú desde 1990, dentro de un marco interpretativo original y renovador. Polemiza con los mitos acerca del impacto del mercado y la globalización, y demuestra cómo las reformas redujeron la desigualdad social y regional y democratizaron la propiedad y el capital. Esta es una obra vital en el debate político-económico de hoy en América Latina. Este libro aporta nuevas luces a ese debate, porque encuentra relaciones y efectos antes no señalados en los procesos nacionales de modernización de mercado “
Hernando de Soto
“La revolución capitalista en el Perú es una excelente obra de investigación, reportaje y análisis, de un observador privilegiado de la realidad peruana. De Althaus ha escrito un libro que permanecerá vigente por muchos años”
Andrés Oppenheimer
“Jaime de Althaus ha escrito un libro magnífico y sorprendente sobre el Perú. En él exhibe y defiende una visión razonadamente optimista del despegue económico que experimenta su país. En la obra que debiera ser lectura obligada en todas universidades demuestra que la libertad económica, el mercado, el capital y las ideas modernas de una parte sustancial de la sociedad van logrando algo que, de prolongase, acabará por ser conocido como el milagro peruano”
Carlos Alberto Montaner
Economía y política
Vie, 25/09/2009 - 21:12
Por: Sinesio López Jiménez
Estamos discutiendo sobre un moribundo y su destino: el capitalismo salvaje. Jaime Althaus cree que no está moribundo ni es salvaje. Lo piensa más bien como un dechado de virtudes: eficiente, distributivo (equitativo), inclusivo, democrático. Yo pienso todo lo contrario. Sostengo que la crisis actual lo ha herido de muerte y que hay que enterrarlo sin honores. Será sustituido, espero, por un socialismo democrático en el largo plazo y en el ínterin, al menos, por un capitalismo democrático. Sostengo que el capitalismo salvaje ya no es viable, no sólo porque se ha hundido con la crisis internacional que hoy vivimos, sino también porque las condiciones políticas que permitieron su emergencia y su vigencia han cambiado drásticamente en el Perú y en A. Latina. El modelo neoliberal, como todo modelo de desarrollo, no es sólo un asunto técnico-económico sino también político. Requiere ciertas condiciones políticas que le permitan instaurarse y funcionar. Una primera condición es una crisis profunda del viejo modelo populista, sentida incluso en la piel y en los estómagos de la gente que exigió su cambio a gritos. De eso se encargó el desastroso primer gobierno de García. Una segunda condición es la derrota de la antigua coalición social y política que sostenía ese viejo modelo que ya no tenía quien lo defienda. Ni organismos empresariales, ni sindicatos, ni partidos políticos salieron en su defensa. Todos estaban en la lona: derrotados. De eso también se encargaron García, Guzmán y el mismo Fujimori. Una tercera condición es una nueva coalición social y política que lo impulse y lo imponga si es necesario, tal como sucedió en la mayoría de países de AL. Esa coalición estuvo integrada, en el caso peruano, por los organismos financieros internacionales, los inversionistas extranjeros y la burguesía local. Se fortaleció, luego del golpe de Fujimori, con la cúpula militar y también con los sectores conservadores de la Iglesia. Una cuarta condición es la existencia de un equipo tecno-político que despliega ciertos modelos de decisión, de gerencia y de gestión que ayuden a darle viabilidad: concentración del poder en la cúpula, gobierno por sorpresa (decretos de urgencia), hiperactivismo legislativo del Ejecutivo y aplicación autoritaria de las políticas públicas. Una quinta condición es la existencia de una correlación internacional de fuerzas que le den al modelo económico largo aliento y amplios horizontes. ¿Qué ha pasado con el capitalismo salvaje?. ¿Se mantienen aún las condiciones que lo hicieron viable? Mi hipótesis es que esa forma de capitalismo ya no es viable como modelo de desarrollo, no sólo por la profunda crisis actual que casi lo ha enterrado, sino también porque las condiciones que le dieron origen y que permitieron su pervivencia han cambiado. En primer lugar, las estadísticas de esa crisis son incuestionables. Sólo falta que ella llegue agresiva y masivamente a la conciencia y a los puños de la gente. Que sea intolerable y rechazado por todos. En segundo lugar, la coalición que sostenía que el modelo se ha debilitado y resquebrajado y, a medida que la crisis se profundice y aparezcan otras opciones, sufrirá nuevas grietas. En tercer lugar, han emergido y van a seguir surgiendo nuevas propuestas para sustituir el modelo en AL y en el mundo. En cuarto lugar, la correlación internacional de fuerzas ya no apuesta al capitalismo salvaje luego de las recientes experiencias traumáticas de la crisis internacional del capitalismo. Pese a estos cambios en las condiciones de funcionamiento del capitalismo salvaje, García insiste en mantenerlo. ¿Cómo? Mi hipótesis es que un modelo económico agotado, cuestionado, políticamente inviable sólo puede ser mantenido apelando a la fuerza. Si la política falla en defensa de la economía, entonces es la hora de las armas. Esa es la tesis de García y sus aliados.
El paraíso de Jaime
Vie, 09/10/2009 - 20:46
Por: Sinesio López Jiménez
Para que nuestra discusión no sea un diálogo de sordos, Jaime, pongámosle un cierto orden. De ese modo podemos entendernos nosotros mismos y nos pueden entender nuestros lectores (si los tenemos). Creo que es necesario, por un lado, diferenciar la política de la economía, reconociendo la lógica de cada una de ellas. La política se define y adquiere sustancia propia en la lucha por el poder del Estado (el monopolio de la ley y de la coerción) para crear un orden legítimo. La economía capitalista se caracteriza, en cambio, por la búsqueda de creación de la riqueza a través de la inversión, la producción, la acumulación y la distribución. Pero diferenciar no es separar sosteniendo que una nada tiene que ver con la otra. La diferenciación permite establecer una mejor relación entre ellas. No hay economía capitalista sin política ni política sin economía. No basta la racionalidad del mercado para que este se imponga. Necesita la racionalidad del poder. En palabras del joven Hegel (refiriéndose a la relación entre la libertad y el Estado), no basta el poder de la razón: se requiere también la razón del poder. Eso hace que la libertad se desarrolle dentro de la ley. Sugiero, por otro lado, establecer la relación de la economía con la política en tres momentos del modelo neoliberal: la instauración, la consolidación (o funcionamiento para quitarle todo sentido teleológico) y la crisis. Jaime de Althaus sostiene que el modelo económico es tan racional que no necesita de la política (menos aún de la fuerza) para instalarse ni para funcionar. El neoliberalismo es un modelo descentralizado (las provincias crecen más que Lima), diversificado (crece en diversos sectores), reductor de las brechas regionales y sociales (disminuye la pobreza), eslabonado (con articulaciones entre diversos sectores de la economía, incluidas la minería y la agricultura), generador de mucho valor agregado y de trabajo, tecnológicamente innovador, estimulador del desarrollo de una nueva industria desprotegida y exportadora, democratizador del crédito y estable (sin inflación). Todo esto se ha logrado gracias a que se desmontó la anterior economía mercantilista del populismo y en su lugar se ha instaurado una economía autorregulada del mercado. Sostiene asimismo que estos cambios económicos han dado lugar al surgimiento de nuevos sectores empresariales, de clases medias emergentes, de una nueva clase trabajadora con derechos (en las antiguas cooperativas agrarias) y de menos pobres. A De Althaus le parece irracional oponerse a este modelo. Es increíble, exclama, que haya gente que se oponga. Supone que, por ser racional, el modelo debe ser consensual, olvidando que el supuesto consenso (inexistente por cierto) es también un tipo de política. En un próximo artículo discutiré detenidamente lo que Guillermo Rochabrún ha llamado el núcleo racional de la argumentación de Jaime. Por ahora quiero decir al paso que me gustaría vivir en el paraíso que describe y concentrarme más bien en la relación economía y política sólo en el momento de la instauración del neoliberalismo. ¿Acaso el desmontaje de la economía rentista pre-1992 y la instauración de una economía de mercado hubieran sido posibles sólo por la fuerza de la razón de ésta sin el requerimiento de ciertas condiciones políticas, entre ellas una aplastante correlación de fuerzas a su favor? Para entendernos mejor, la pregunta clave que hay que formularse al respecto es: ¿por qué Belaúnde y Ulloa, a diferencia de Fujimori y Boloña, no pudieron realizar (en el segundo gobierno de FBT) el proyecto neoliberal que compartían? La respuesta es obvia. Los tigres (Belaúnde y Ulloa) no tuvieron las mismas condiciones políticas favorables con las que contaron los tigrillos (Fujimori y Boloña). Estos encontraron que el Perú era una pampa (sin opositores) en donde podían instalar incluso un capitalismo sin derechos (salvaje).
Los dos Perú de siempre
Vie, 16/10/2009 - 19:30
Por: Sinesio López
Jaime de Althaus confunde su biografía con la historia del Perú. Cree que la historia del capitalismo en el país comienza con él (y con Fujimori). Piensa que el modelo neoliberal es la única revolución capitalista y que las anteriores formas de desarrollo capitalista (el modelo oligárquico-exportador y la industrialización sustitutiva de importaciones) no eran tales sino que eran economías rentistas. De Althaus ve solo las rupturas, pero es ciego ante las continuidades del pasado. Ciertamente hubo un cambio en la estructura de la propiedad, en el establecimiento de una economía de mercado y en el descentramiento del Estado, pero hubo también continuidades importantes: “El nuevo modelo se construyó sobre la estructura estatal anterior, es decir, las inversiones vinieron principalmente atraídas por las privatizaciones de las empresas estatales que estaban ubicadas en los sectores primarios (minas, agricultura) y de servicios (energía bancos, telecomunicaciones, hoteles, etc.), este fue un cambio en la propiedad y la gestión y continuidad en los sectores” (Gonzales de Olarte, 2008). Como el modelo oligárquico-exportador, el neoliberalismo peruano es también un capitalismo inducido por la demanda externa de materias primas de China, de Europa y de EEUU. Sus impulsos vienen de afuera y su dinámica y su crisis dependen de afuera. Por esa razón Efraín Gonzales de Olarte caracteriza al neoliberalismo peruano como un modelo primario exportador y de servicios (Peser). Junto a las minas y a los servicios se ha desarrollado, es cierto, un sector industrial articulado a la agroexportación y a los servicios. Salvo este último sector, el neoliberalismo despliega una producción basada en una alta intensidad de capital y en poca absorción de mano de obra. Su eslabonamiento a otros sectores de la economía es muy débil, lo que reduce su efecto multiplicador en la producción y en el mercado. Además, el neoliberalismo ha fragmentado el mundo del trabajo y ha destruido su capacidad de acción colectiva diferenciando a los trabajadores en planilla de los contratados, los services, etc. En el sector minero, por ejemplo, solo el 30% está en planilla y el 70% es mano de obra volátil y sin derechos: no tienen seguro, ni vacaciones, ni jubilación. El neoliberalismo es un modelo de desarrollo centrado en la costa, en Lima y en muy pocos oasis de otras regiones: “En 1940 Lima tenía 645 mil habitantes y representaba el 10% de la población del Perú. Hoy en día concentra unos 8 millones de personas, es decir, 30% de la población y alrededor de la mitad del PBI. El ingreso familiar per capita equivale a 3.7 veces el de Ayacucho. El problema es doble. Por un lado, estas brechas de ingreso son muy grandes y, por el otro, el diferencial no tiende a cerrarse” (Economía y Sociedad, 72, septiembre 2009). La costa crece, se desarrolla, se diversifica, distribuye empleos e ingresos, reduce la pobreza, pero la sierra y la selva permanecen estancadas. La costa está articulada por el mercado mientras la sierra busca integrarse a través de la demanda de nación y de más Estado. Mientras la pobreza se ha reducido de 36.1% en 2004 a 25.7% en 2007 en la costa, ella solo se ha reducido de 64.7% al 60.1% en la sierra en el mismo período (Francke, 2009). La desigualdad, en cambio, sigue victoriosa. Pese a que el Perú ha tenido en estos últimos 7 años altas tasas de crecimiento, el alto nivel de desigualdad casi no se ha movido. El neoliberalismo es asimismo poco distributivo. Pese a que el crecimiento del PBI y la rentabilidad promedio de las empresas han crecido significativamente los sueldos y salarios no han mejorado. La participación del trabajo en el PBI ha bajado de 25% en el 2002 a 21.9% en el 2007. La distribución del ingreso presenta cifras de escándalo: el sueldo promedio del sector A es 20 veces más que el salario promedio del sector E. (Campodónico. 2009).
La polémica Althaus- López
Dom, 18/10/2009 - 20:54
Por Martín Tanaka
No debería pasar inadvertida la polémica que sostienen Jaime de Althaus y Sinesio López desde sus columnas en El Comercio y La República, respectivamente. Un buen debate presenta evidencias y razones que permiten sustentar mejor y descartar los malos argumentos de las posiciones en pugna, con lo cual todos ganamos. En un mal debate la discusión se personaliza, se cae en la satanización del contrincante (en vez de sacar provecho de sus mejores argumentos), se recurre a razonamientos falaces y efectistas, todo lo cual termina reforzando nuestros prejuicios y empobreciéndonos. Por ello me parece importante saludar la disposición de ambos a debatir como lo están haciendo. Según López, viviríamos un capitalismo “salvaje”, un neoliberalismo carente de legitimidad, “impresentable”; a lo más podrían reconocerse algunos logros, pero muy parciales y poco significativos. Por esta razón, necesitaría imponerse por la fuerza: recurrir a la represión y a mecanismos de presión constante sobre sectores críticos. García encarnaría la defensa de un modelo “herido de muerte”. Por su lado Althaus resalta los buenos resultados de las reformas orientadas al mercado: la economía se habría diversificado y articulado, descentralizando e integrando al país, creando una nueva clase media emergente, reduciendo nuestras distancias sociales. Y si es que no se ha logrado más sería por culpa de la herencia del modelo anterior y de la inacción del Estado. El debate tiene muchos ángulos, resalto tres que me parecen importantes. Primero: sobre el carácter represivo del actual gobierno, que sería elemento necesario para el funcionamiento de la economía. Es un argumento difícil de sostener. La sensación que proyecta el gobierno más bien es de desorden, y en medio de eso parece más bien concesivo ante las presiones sociales. Y la continuidad del modelo económico, antes que depender de la capacidad de represión, parece depender mucho más de la recuperación de la economía mundial. Segundo: ¿es “salvaje” nuestro modelo económico? Suena exagerado; como también el entusiasmo frente a sus logros, todavía modestos. La situación es ambigua porque somos muy vulnerables a crisis externas, como toda la región, y algunas tendencias positivas que podrían prosperar quedan truncas. En todo caso, me parece más productivo preguntarse qué cambió en el país en los últimos 15 años, antes que fijarnos solamente en las continuidades. Diría incluso que la persistencia de nuestros problemas tiene una dinámica y sentidos diferentes a décadas anteriores. Tercero: aparentemente, Althaus y López coinciden en la necesidad de un “capitalismo democrático”; el primero para consolidar una “revolución capitalista”, el segundo como transición a un “socialismo democrático”. Sugiero que la discusión siga preguntándonos qué reformas y cambios son necesarios en el país. A ver si así les damos una mano a los candidatos de las próximas elecciones
JULIO COTLER COMENTA EL LIBRO DE JAIME DE ALTHAUS
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